Era aquel viaje que planeaba en el interior de mi alma.
El que soñaba cuando tenía 7 años nomás.
Mi alma me habla y siente el amor que recibo.
Ese amor con el que soñaba desde que veía esas películas con parejas que vivían juntas, esas personas que van tomadas de la mano por las calles de la ciudad.
Y que el alma anhela esos momentos que uno deseaba que le pasaran.
Pero cuando el destino y la vida se juntan para traerte esa persona, a la que llamamos alma gemela, o el amor que nos corresponde, no todo es color de rosas. Pero mi ser atraviesa toda arena movediza.
Porque el deseo y el crecer, el amar es más fuerte que una simple pelea en la que piensa uno que es una derrota o una herida del momento.
Pero aún así, no es como se lo ve.
Porque en donde se hallaban las lágrimas ahora se encuentra la felicidad.
En esa puerta abierta al camino que me espera.
Y que he esperado toda mi vida, me encuentro aquí.