Liberación y (de)construcción: “Sense8” es una serie con significado y carga social en la que se muestra un universo con saltos evolutivos poniendo en perspectiva el poliamor, la identidad y diversidad sexual, y diversidad cultural. La fusión del miedo a lo desconocido y la persecución.
Producida por Netflix y dirigida por Andy y Lana Wachowski, los actores exponen escénicamente temas o cuestionamientos que son parte de los procesos individuales y colectivos que intentan generar una reflexión sobre la diversidad.
Sin juicios, sin explicaciones innecesarias, sin límites territoriales ni sensoriales, y desde la empatía, Sense8 empieza por enlistar a los personajes haciendo un repaso de sus características y las de sus países. Desde ahí se da a conocer el punto de inflexión: La diversidad en su sentido más amplio.
Nomi Marks, orgullosa mujer transgénero, blogger y activista (“hacktivista”, según su propia definición). Lito Rodríguez, actor español que radica en la Ciudad de México, tiene un gran secreto que no se atreve a contar aún. Sun Bak es una empresaria en Seúl, experta en artes marciales y con lazos familiares que no se atreve a romper. Will Gorski es un policía que reside en Chicago. Wolfgang Bogdanow es un criminal que vive en Berlín. Kala Dandekar es farmacéutica en Bombay y una hindú muy fiel a su religión. Capheus Onyango, conductor de un autobús en Nairobi, carismático, optimista y seguidor de las causas justas. Riley Blue, DJ islanesa con un pasado que la dejó marcada y por el cual no se atreve a regresar a su país de origen.
Enriqueciendo la perspectiva, me atrevo a decir que los personajes son más que sus propias etiquetas: El aprendizaje del amor incondicional que guía y acompaña, la comparación sensorial entre cuerpos, la lucha incansable contra los estereotipos, la aniquilación de quien persigue ambiciosamente. Las guerras: Contra el racismo, la homofobia, el (poli)amor, el hambre, el agua.
No quieres entender nada, porque etiquetar es lo opuesto de entender. […] ¿Te refieres a quién soy? ¿Quién soy? ¿Mi origen? ¿Lo que podría llegar a ser? ¿Lo que hago? ¿Lo que hice? ¿Lo que sueño? ¿Lo que hago? ¿Lo que hice? ¿Quieres decir… lo que ves? ¿Lo que vi? ¿Lo que ves o lo que vi? ¿Lo que temo o lo que sueño? ¿Lo que hago? ¿Lo que hice? ¿Lo que temo? ¿Lo que sueño? ¿Lo que podría llegar a ser? ¿Te refieres a quien amo? ¿A quien amo? ¿Lo que perdí? ¿Te refieres a lo que perdí? ¿Quién soy? ¿Quién soy? ¿Quién soy? Supongo que soy… lo mismo que tú, ni mejor ni peor; porque nadie fue ni será jamás exactamente igual a mí ni a ti.
Los personajes principales son denominados homo sensorium, los cuales tienen el “poder” de compartir sentimientos, emociones, pensamientos y habilidades con los miembros de su círculo: Ocho desconocidos alrededor del mundo conectados entre sí que son capaces de “visitarse” unos a otros, no físicamente sino como una proyección astral.
Sense8 arranca así: Como una aventura entre personas diferentes que viven entre sombras y luchan contra una organización secreta que intenta erradicarlos con la ayuda de sus propios congéneres, y culmina con un ejercicio de conciencia, una especie de autocrítica que pretende rescatar las raíces más íntimas mediante un pretexto para detonar preguntas:
¿Cómo se comunican los cuerpos? ¿quiénes somos, y por qué juzgamos a otros sin comprender primero? ¿a qué obstáculos se enfrentan cuando el silencio corrompe? ¿cómo podemos escuchar a quien exige ser escuchado? ¿cómo permitir que otros entren y cómo entrar? ¿quién habla cuando los deseos se hacen presentes?
¿Cómo colectivizar la intimidad? ¿Por qué colectivizarlo? Estas preguntas rondan alrededor de toda la trama de la serie: ¿Realmente es importante explicarles a los otros por qué decidimos cambiar nuestro cuerpo, por qué amamos a quien amamos y por qué buscamos la visibilidad, aprendizaje y aceptación?
Así que hoy marcharé por esa parte de mí que alguna vez tuvo miedo de marchar, y por toda esa gente que no puede marchar, gente que vive como vivía yo. Hoy marcharé para recordar que no soy solo yo, sino también <<nosotros>>. Y marcharemos con orgullo.
La forma en que nuestro pensamiento cambia y también nuestros cuerpos y anhelos. Cómo hacemos frente a nuestros valores y luchas, por qué luchar contra los prejuicios y los estereotipos. Por qué la empatía podría salvarnos como personas y como sociedad. La intensidad del amor y su máxima expresión que comienza desde el análisis de un cuerpo y termina en la comunicación intercultural: adaptación social e integración cultural.
Es bien sabido que cada cultura tiene sus normas, prohibiciones y tabúes; es por ello que cada quién expresa su amor y promueve sus propios modelos. Cuando las relaciones heteronormativas se desvían, muchas de ellas viven o prefieren vivir en la clandestinidad. Es preciso que derivado de esta premisa, se haga necesario reivindicar nuestro derecho a amar a quien queramos y de construir nuestras relaciones desde la libertad.
Para ser sincero nunca tuve tanto miedo como ahora. Toda mi vida debí fingir ser lo que no era; para llegar a ser quien quería ser, no podía ser el que era. […] ¿Por qué tenía tanto miedo de decirlo? Porque sé que hay gente que le tiene miedo a la gente distinta, y admitir que era distinto y negarme a fingir que era lo que no era, podía costarme mi profesión de fingir, lo cual es muy raro, si lo piensas bien; pero lo hice, lo hice.
No se trata solamente de cuestionar los estereotipos, normas, ideas y formas que nos han sido impuestas sobre nuestro cuerpo, nuestros roles y nuestra manera de amar. También hay que (de)construirnos y liberarnos, entender a nuestro cuerpo como una acumulación de historias y procesos que busca día a día la manera de contar a otros lo que sucede dentro y fuera de él.
“Vivimos en un mundo que desconfía de los sentimientos. Una y otra vez se nos recuerda que valen menos que la razón, que los sentimientos son infantiles, irresponsables, peligrosos. Se nos enseña a ignorarlos, controlarlos o negarlos. No entendemos qué son, de dónde vienen ni por qué parecen conocernos mejor que nosotros mismos. Pero si tienes suerte, mucha suerte, llega un sentimiento que cambia todo”.