El impulso de nuestros cuerpos era más fuerte de lo que un lobo atrapa a una presa.
Yo era tu presa, entre tus brazos me tenías sobre la cama.
Lo cual nos excitaba, nos encantaba poder hacer nuestra pasión.
Momento a momento nos dejábamos llevar por las corrientes del amor.
El amor, la pasión y la lujuria.
La dulce solicitud que susurrabas en mis oídos.
Todo lo que me pedías te lo hacía.
Junto recorríamos de un éxtasis a otro.
Un extremo a otro en la cama
Bajo las sabanas enredados, junto a nuestras respiraciones en la ruta de la pasión.
La ruta de la pasión, sus caminos más inesperados para cualquiera de los dos.
Nos encantaba poder crearnos durante los días.
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Señales
Señales de cómo se veían entre los dos .
Ella lo miraba a él.
Él le decía a ella que cantaba bien.
Eran arte por donde se mirarán.
Señales de que todo lo que sentían.
Las amalgamas sintiéndose en cada mirada.
Los unía una pasión, el arte.
Las expresiones de cada uno, recorrían las horas.
Esa era la música que creaban.
Era el alimento de sus almas.